Qué hacer después de una discusión fuerte con tu pareja

El enamoramiento, como burbuja inflamada del amor con fuertes efectos dopamínicos, dura aproximadamente entre uno y dos años. Durante ese periodo es habitual que los miembros de una pareja cedan sus necesidades en pos de la relación. Sin embargo, cuando la burbuja se desinfla, todo se normaliza y cada uno de ellos comienza a reclamarlas. Es a partir de entonces cuando comienzan los primeros conflictos y cuando algunos de ellos empiezan a ser recurrentes. Pero esto no es un problema: los conflictos son inherentes a la convivencia y, por tanto, también a las relaciones románticas. El problema es la mala gestión de estas situaciones y, sobre todo, una comunicación inadecuada.

Cómo actuar después de discutir con tu pareja

Existen muchas maneras de afrontar los conflictos de discusión de pareja, pero solo una buena: mediante la comunicación asertiva. Esta implica expresar las necesidades, emociones e ideas propias con firmeza, pero sin agresividad y, al mismo tiempo, dar espacio a la otra persona para escuchar también las suyas con tranquilidad, sin presiones ni violencias. ¿La habéis aplicado? o ¿habéis terminado la discusión con alusiones personales y descalificaciones, que os han hecho tambalear tanto a nivel individual como de pareja? Veamos qué hacer después de una discusión fuerte con tu pareja, para que no se convierta en un callejón sin salida.

Cómo actuar después de discutir con tu pareja

Tomar un tiempo para calmarse

Uno de los principales errores en situaciones de crisis es no tomarse el tiempo mínimo necesario para parar, para no dejarse arrastrar  por la corriente de las emociones, darse cuenta de lo que está pasando, de lo que se quiere o no se quiere y actuar en consecuencia. En situaciones de tensión es frecuente decir o hacer cosas de las que luego arrepentirse. Sobre todo cuando se quiere acabar cuanto antes y resolver la situación a toda costa, aunque sea tirándolo todo por la borda. ¿Te suena? Date tiempo antes de llegar a tu punto de no retorno. El tiempo es un buen aliado.

Dejar el orgullo a un lado

Otro problema bastante habitual que dificulta la reconciliación de parejas después de una discusión es regodearse en la propia posición, retroalimentarla sin tener en cuenta la de la otra persona, querer llevar razón, sea como sea, para salirse con la suya. Tampoco se trata de sacrificar tus opiniones y sentimientos para acomodarte a las suyas, ni de evitar la situación para no entrar en conflicto. Se trata de conocer la otra perspectiva y, desde esta comprensión, apostar por acercar posiciones en beneficio recíproco y para la relación. Abordar la situación sin luchar, sin claudicar, sin rehuirla es posible. Solo tienes que contemplarla como una oportunidad, para crecer vosotros y para fortalecer la relación.

Mejorar tu actitud y la comunicación

Como ya anticipábamos, la falta de comunicación asertiva es la principal causa de las discusiones de pareja. Pero no te martirices: la disputa ya tuvo lugar y no pasa nada. Ahora es otro momento y es tiempo de resolver esas discrepancias sin caer en los mismos errores. Esta vez usa la asertividad para expresar tu punto de vista y ten la generosidad de escuchar para entender el de tu pareja. La imposición no es el camino.

No ignorar el problema

Entre los buenos consejos tras discutir en pareja no debería estar nunca correr un tupido velo e ignorar el problema. Hacer la vista gorda, solo engordará lo malo que está pasando. Ni dramatizar, ni minimizar la discusión. Toma nota y dedícale tiempo para aclarar qué temor, preocupación o herida se oculta realmente tras ella.

Evitar culpar a una de las partes

Esto debes tenerlo muy claro: si después de una discusión con tu pareja solo te importa probar que efectivamente tenías razón o que el otro estaba equivocado, no estás listo para solucionar el problema. Para pasar página ambos necesitáis una salida honrosa. Incluso cuando alguno de los dos haya cometido un craso error. Lo importante es rectificar, no hacer leña del árbol caído. Esta actitud solo dificultará el reconocimiento de la equivocación y la reconciliación. Es más fácil perdonar recordando las veces que tú también te equivocaste y cómo el otro no se cebó contigo. Por eso no debes hacerlo tú tampoco. Se trata de asumir que sois dos en esa relación y que tu punto de vista, aunque completo para ti, es solo una mitad del todo. Más que culpas y culpables, hay que ver razones y perspectivas.

Consejos para evitar conflictos en tus relaciones de pareja

Podrás y deberías evitar los conflictos supérfluos, aquellos que no tienen mucho sentido o en los que no te juegas nada. Pero, desengáñate. No podrás evitarlos cuando traten de algo que te importa. No hay relación sin conflictos. Las discrepancias aparecerán antes o después respecto a muchas opiniones, actitudes y comportamientos. No podrás evitar el conflicto por mucho que te empeñes en no entrar en ellos o en acomodarte para no discutir. El mito de que dos no discuten si uno no quiere, no es cierto. La clave no está en evitar los conflictos, sino en solucionarlos. Y esto solo es posible abordándolos de forma constructiva. Este es el mejor consejo de todos. Y, cuanto antes, mejor.

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