Otro problema bastante habitual que dificulta la reconciliación de parejas después de una discusión es regodearse en la propia posición, retroalimentarla sin tener en cuenta la de la otra persona, querer llevar razón, sea como sea, para salirse con la suya. Tampoco se trata de sacrificar tus opiniones y sentimientos para acomodarte a las suyas, ni de evitar la situación para no entrar en conflicto. Se trata de conocer la otra perspectiva y, desde esta comprensión, apostar por acercar posiciones en beneficio recíproco y para la relación. Abordar la situación sin luchar, sin claudicar, sin rehuirla es posible. Solo tienes que contemplarla como una oportunidad, para crecer vosotros y para fortalecer la relación.