La mayor parte de los conflictos interpersonales que estallan en el mundo lo hacen por un déficit en la calidad comunicativa. Y, sin embargo, somos una especie que ha conseguido dominar prácticamente todos los nichos gracias a la colaboración colectiva, lo que es del todo imposible sin la comunicación. Somos sociales. Estamos diseñados biológicamente para recibir mensajes complejos, descifrarlos, crear una respuesta y enviarla. La comunicación es esencial al género humano y la comunicación asertiva es uno de los rasgos humanos más deseables y deseados.
Qué es la comunicación asertiva
La comunicación asertiva es un estilo de comunicación en el que las personas expresan sus necesidades, sentimientos y opiniones de una manera directa: clara, pero no agresiva. Dices lo que piensas y sientes de forma sincera, objetiva y auténtica, al tiempo que respetuosa y no ofensivamente. La bidireccionalidad de la comunicación exige que la asertividad sea recíproca, esto es, se emita y se reciba. En definitiva, se esté dispuesto y abierto a la asertividad de los demás.
Beneficios de comunicarse con asertividad
La lista de beneficios de la comunicación asertiva es innumerable, tanto como las emociones y necesidades que experimentan las personas en su relación con los demás. Nuestras diferentes formas de percibir y vivir la misma situación nos aleja y nos impide conectar. El gran beneficio de la asertividad es que impide que se generen bloqueos comunicativos entre las personas. La asertividad es un cauce infalible para que la comunicación fluya. Todos los puntos de vista se expresan y son escuchados. La asertividad es, sin duda, el camino para cualquier diálogo productivo, para cualquier conversación saludable.
Beneficios secundarios pero no menos valiosos de la comunicación asertiva son un mayor autoconocimiento y una mayor autoestima. No se trata de defender siempre tus ideas, sentimientos y necesidades subjetivas ante los demás de cualquier manera y a cualquier precio, se trata de hacerlo con respeto y empatía. Añade estos dos ingredientes a la defensa de tus principios, pensamientos y sentimientos y en seguida notarás que eres tú quien lleva timón de tu vida y que das a esas ideas, sentimientos y necesidades importantes para tí el lugar que les corresponde en tu relación con los demás. Ah! y no olvidemos que la asertividad también contribuye a dirimir responsabilidades de una manera justa y comprensiva. Veamos unos cuantos ejemplos.
Ejemplos de este tipo de comunicación
Vayamos a uno de los ámbitos de relaciones humanas más conflictivos: las relaciones sentimentales. Imagina que tu pareja hace o dice cosas que están dañando tu autoestima poco a poco. Puedes abordar esta situación de tres modos diferentes. El primero, no expresándolo y reprimiendo tus necesidades y cómo te sientes. El segundo, saltar a la defensiva y expresarlo de modo agresivo, con lo que seguramente el conflicto escale y se perjudique aún más la relación. El tercero, comunicárselo simple y relajadamente, explicándole cómo te sientes cada vez que dice o hace tal cosa. Seguro que las has practicado las tres. ¿Cuál te ha ido mejor a la larga?
Cómo y dónde utilizar la comunicación asertiva
La comunicación asertiva es mucho más que un estilo de comunicación: es un estilo de vida, una manera de estar en el mundo. Es, en realidad, una actitud aplicable a todos los ámbitos vitales y muy útil para la resolución de todo tipo de conflictos. Solo hay que aprender a integrarla en nuestra forma de pensar, sentir y expresarnos. Hay un sinfín de técnicas y herramientas para poner en práctica la asertividad, solo tienes que descubrir cuáles se adaptan mejor a tu propio estilo y personalidad.
Relaciones de trabajo
Qué sencillo sería construir equipo si todas las partes implicadas dejaran claras sus necesidades y expectativas sin imposiciones ni cualquier otro tipo de violencia. Esto no eliminaría las diferencias de parecer, las cuales son del todo inevitables, pero sí sentaría las bases del diálogo y la colaboración. En cambio, imponer nuestras propias necesidades a la fuerza, omitirlas o supeditarlas a las de los demás, solo genera crispación y confrontación. No hay margen de error.
Convivencia en pareja
Como hemos visto antes, es una de las áreas donde la asertividad puede tener una influencia más positiva. Las relaciones sentimentales son complicadas. En ellas se vuelcan y convergen las necesidades y deseos más básicos y profundos de las personas. De ahí que cueste sacrificarlos e incluso negociarlos para hallar puntos intermedios. Pero no cabe otra. La asertividad no es suficiente, pero sí necesaria para encontrar la solución.
Ámbito familiar
Lo mismo puede decirse del ámbito familiar. La comunicación asertiva en la familia no elimina, pero ayuda a paliar los desequilibrios y diferencias de poder, autoridad, competencia, extroversión, influencia… Llegar hasta ella requiere un trabajo personal y familiar continuado, pero sus resultados están garantizados y, sin duda, merece la pena.