El conocimiento facilita la resolución de los conflictos. De ahí que en las últimas décadas, con el desarrollo de la conflictología y la identificación de los diferentes tipos de conflicto que se pueden producir, la mediación, como método de resolución, ha alcanzado mayores cotas de efectividad. Ser conscientes de los distintos tipos de conflicto posibles y de sus propias características, permite plantear estrategias de abordaje mucho más efectivas y adaptadas a su naturaleza específica.
En este post nos referiremos en concreto al conflicto social. ¿En qué consiste exactamente este tipo de conflicto?
Qué es un conflicto social: concepto
El concepto de conflicto social o conflictividad social viene definido por la Organización de Naciones Unidas. No debe sorprendernos, pues, entre sus funciones, la ONU debe velar por la estabilidad de las relaciones entre países, comunidades y etnias. Y el conflicto social tiene que ver precisamente con ello. De manera muy simple podemos definir el conflicto social como aquel que persiste en el tiempo, afecta negativamente a algún colectivo o grupo de individuos y su resolución escapa en gran medida a su control. Son conflictos que suelen producirse como consecuencia de una serie de detonantes habituales. Veámoslos.
Conflictividad social en el mundo
Cuando analizamos los grandes conflictos sociales en el mundo, descubrimos causas recurrentes. Entre ellas se encuentran la corrupción, la desigualdad social, la desigualdad económica, la ausencia o la debilidad del Estado, la inseguridad del marco legislativo o institucional, las crisis económicas, las crisis naturales, la pobreza y un sinfín de actitudes de odio que incluyen los nacionalismos, el racismo, el fanatismo, la xenofobia, el machismo, la homofobia o la transfobia.
Ejemplos actuales
Entre los conflictos sociales actuales encontramos claros ejemplos de intereses contrapuestos como es la guerra entre Rusia y Ucrania, de ausencia o debilidad del Estado como en Afganistán, de racismo como en Estados Unidos, de crisis económica como en Argentina o de pobreza en Etiopía. Sin embargo, y pese al paisaje desolador, no hay que perder de vista, como muestra el científico cognitivo Steven Pinker en su ensayo En defensa de la ilustración, que los conflictos sociales han descendido notablemente en el mundo en los últimos dos siglos.
Tipos de conflictos sociales
Los conflictos sociales son una subvariedad dentro de los conflictos humanos en general. El estudio pormenorizado de los mismos nos ha permitido clasificarlos por razón de dos de sus parámetros principales.
Por razón de las partes implicadas
Con base a este parámetro encontramos que los conflictos sociales más habituales son entre la población y el Estado, entre la población y determinadas empresas privadas, entre diferentes segmentos de la población, entre la población y el ejército o entre poblaciones de diferentes etnias, religiones o países.
Por razón de su nivel de desarrollo
Con base en este segundo parámetro distinguimos entre los conflictos sociales latentes y activos. Los latentes son aquellos que aún no han estallado. Todavía no se ha manifestado la violencia ni los efectos negativos sobre los individuos afectados, pero la tensión es evidente. Tanto como en una olla a presión. Y, por otro lado, están los llamados conflictos sociales activos, cuando la olla ya ha estallado y, generalmente, ha producido una ola de violencia verbal, emocional, social o física.
Los conflictos sociales con el método de la Próxima Puerta
El método de La Próxima Puerta distingue 8 prototipos de conflictos por razón de su contenido. Si bien en un mismo conflicto suelen coexistir varias tipologías, siempre habrá uno o dos que, por su peso específico en la conformación del conflicto, tendrán también un mayor protagonismo a la hora de su resolución. Identificar y conocer los tipos de conflictos mezclados en la situación que pretendemos resolver, nos ayudará a elegir la estrategia y las técnicas adecuadas para su mejor resolución.
El conflicto social se corresponde con uno de estos ocho prototipos. Concretamente con el conflicto estructural. Como vemos en La Próxima Puerta, este conflicto se produce en relación con las estructuras del ámbito en el que tiene lugar (la empresa, el país, la familia, el colegio, la profesión,…). Bien sea con sus estructuras internas, como por ejemplo la situación económica/financiera/patrimonial, material/física, arquitectónica, administrativa, de equipamiento y recursos propios, de sistemas tecnológico y de información,… Bien con las estructuras externas superiores a las anteriores, como la legislación, los mercados, la demografía, los recursos naturales,…
Soluciones para los conflictos sociales
El conflicto social excede del nivel individual de triple competencia para resolver conflictos (competencia en autoconocimiento, habilidades y método) y su pronóstico es complicado por múltiples razones. Entre ellas, porque suelen producirse entre gran cantidad de afectados y con desequilibrio de poder a favor de una de las partes y en contra de la otra; porque su solución excede el poder de decisión y control de los afectados y porque requieren una buena dosis de tiempo y compromiso por parte de todos los implicados. Todo ello redunda en un bajo grado de satisfacción en su resolución. Después de todo, las estructuras dejan poco margen para introducir reformas y generar nuevos escenarios. Sin embargo, precisamente por esta mayor dificultad para ser solucionados, por ser muchos los afectados, haber poco margen para el cambio y tratarse de soluciones a medio-largo plazo, se debe intentar la mediación.