La comunicación no violenta es una herramienta poderosa que puede transformar nuestras interacciones, mejorar nuestras relaciones y ayudarnos a resolver conflictos de una manera pacífica y respetuosa. Si alguna vez te has visto envuelto en una discusión acalorada, o te has sentido incomprendido, sabes lo complicado que es lograr una conversación fluida, cuando las emociones están a flor de piel.
Pero, ¿sabías que existen formas de hablar y escuchar que facilitan la resolución de conflictos sin recurrir al enfrentamiento? Efectivamente. Te hablamos de la comunicación no violenta.
En este artículo vamos a profundizar en qué consiste la comunicación no violenta, cómo aplicarla en la vida diaria y por qué es tan importante para resolver disputas de manera efectiva. Además, te daremos ejemplos prácticos y ejercicios para que puedas empezar a aplicar esta técnica en tu día a día. Si tienes dudas sobre cómo resolver conflictos sin recurrir a la agresividad, sigue leyendo.
¿Qué es la comunicación no violenta?
La comunicación no violenta (CNV) es un enfoque de comunicación desarrollado por Marshall Rosenberg en la década de 1960. Su objetivo es promover la empatía y la conexión entre las personas, minimizando el juicio, la crítica y la agresividad. A diferencia de la comunicación tradicional, que a menudo involucra respuestas defensivas o ataques verbales, la CNV busca crear un diálogo en el que ambas partes se sientan escuchadas, comprendidas y respetadas.
En este tipo de comunicación, se hace énfasis en expresar nuestras necesidades y sentimientos de manera clara y sin juzgar ni culpar a los demás. A través de una serie de pasos, podremos comunicarnos de manera más efectiva, evitando que nuestros conflictos escalen.
Las fases de la comunicación no violenta
Para entender cómo funciona la comunicación no violenta, es necesario conocer las fases por las que pasa este proceso. Marshall Rosenberg desarrolló un modelo de cuatro pasos que facilita la creación de una comunicación más saludable.
Observación
El primer paso en la comunicación no violenta es la observación. Se trata de mirar una situación de manera objetiva, sin emitir juicios. Por ejemplo, en lugar de decir “estás siendo muy egoísta”, en la CNV diríamos “he observado que no has compartido tu información con el equipo”. Al centrarnos en hechos y no en interpretaciones, evitamos que la otra persona se sienta atacada y se ponga a la defensiva.
Expresión de sentimientos
Una vez observada la situación, el siguiente paso es expresar nuestros sentimientos de manera honesta. Es importante aclarar que en la comunicación no violenta, hablar de sentimientos no es culpar o responsabilizar al otro, sino hablar de lo que personalmente experimentamos en ese momento.
Por ejemplo, “me siento frustrado cuando no me escuchas” en lugar de pasar a gritarle como consecuencia de esa frustración. Esto es una forma de comunicación asertiva.
Identificación de necesidades
Cada uno de nosotros tiene necesidades que, cuando no se satisfacen, generan malestar. En este paso, nos enfocamos en identificar esas necesidades y expresarlas de manera concreta y asertiva. “Necesito ver que mi opinión es tenida en cuenta” o “necesito un poco de tiempo para pensar con claridad” son ejemplos de cómo comunicar nuestras necesidades asertiva y respetuosamente sin imperativos ni exigencias.
Petición
El último paso es la solicitud. Aquí, se hace una petición concreta y respetuosa sobre lo que necesitamos para satisfacer nuestras necesidades. La clave en este paso es ser claros y específicos, y hacerlo de una manera que no se perciba como una imposición o mandato. Un ejemplo sería: “¿podrías escucharme durante cinco minutos sin interrumpir?”, en vez de “escúchame durante cinco minutos sin interrumpir”.
Ejemplos de comunicación no violenta
Los ejemplos de comunicación no violenta pueden ser útiles para ilustrar cómo estos cuatro pasos se aplican en situaciones cotidianas. Aquí te dejamos algunos ejemplos prácticos:
- Situación 1. En lugar de decir “¡eres lo peor, no me apoyas en nada!”, podrías decir: “Cuando no me apoyas en este proyecto, me siento frustrado porque necesito sentirme respaldado. ¿Podrías ayudarme revisando el trabajo y dándome tu opinión?”
- Situación 2. En lugar de acusar con “¡eres un desastre, siempre lo dejas todo tirado”, podrías decir: “Cuando dejas tiradas las cosas, me siento enfadado porque necesito mantener la casa ordenada entre todos. ¿Podrías poner las cosas en su sitio cuando termines de jugar con ellas?”
Como ves, el enfoque de la comunicación no violenta cambia completamente la dinámica de la conversación. En lugar de pedir mediante generalizaciones, quejas, reproches e imposiciones, se enfoca en fundamentar nuestra petición en cómo nos sentimos y qué necesitamos.
Dinámicas de comunicación no violenta en el entorno laboral
En el entorno laboral los conflictos son inevitables, pero la forma en que los manejamos puede marcar una gran diferencia. La comunicación no violenta es especialmente eficaz en situaciones laborales, ya que fomenta la cooperación y el respeto entre compañeros.
Si, por ejemplo, hay un desacuerdo sobre cómo llevar a cabo una tarea, en lugar de juzgar, enfrentarse a la otra persona y tratar a toda costa de imponer nuestro criterio:
Eres un cabezón! No hay manera de trabajar contigo y el tiempo se nos echa encima. Puedes hacer lo que te digo de una puñetera vez?
Te recomendamos aplicar la CNV de la siguiente manera:
- Observación. “Está claro que tenemos diferentes formas de ver este tema”.
- Sentimiento. “Me siento frustrado porque estamos en punto muerto y no avanzamos”.
- Necesidad. “Necesito que lo dejemos hecho antes de fin de mes”.
- Petición. “¿Podemos sentarnos para trabajar juntos en una solución que funcione para ambos?”
De esta manera, los conflictos en el trabajo pueden resolverse de forma efectiva, sin crear tensiones innecesarias.
Resolver los conflictos con la comunicación no violenta
Una de las principales ventajas de la comunicación no violenta es su capacidad para resolver conflictos de manera pacífica y satisfactoria. En lugar de seguir escalando una disputa, la CNV fomenta la empatía y la comprensión mutua, lo que ayuda a encontrar soluciones que consideren y beneficien a ambas partes.
Cuando nos enfrentamos a un conflicto, ya sea con un compañero de trabajo, un familiar o incluso en una situación de pareja, la comunicación no violenta nos permite expresar nuestras necesidades sin atacar a la otra persona. Esto facilita un ambiente de diálogo y colaboración, donde ambas partes se sienten escuchadas y valoradas.
¿Cómo resolver conflictos con la comunicación no violenta?
Resolver conflictos de manera efectiva es una de las habilidades más valiosas que podemos desarrollar, tanto en nuestras relaciones personales como profesionales. La comunicación no violenta (CNV) ofrece un enfoque claro, sencillo y respetuoso para gestionar disputas sin que escalen y sin perderse el respeto mutuo.
Veamos cómo podemos aplicar esta herramienta en la práctica para resolver conflictos.
Escucha activa
La escucha activa es fundamental para resolver conflictos, ya que permite que cada parte se sienta valorada. Consiste en prestar atención total a la otra persona sin interrumpirla, demostrando que sus palabras y emociones son importantes.
A través de este proceso, no solo se escuchan las palabras, sino también los sentimientos y necesidades subyacentes, lo que facilita una verdadera comprensión de lo que hay en juego para el otro y reduce la tensión entre las partes involucradas.
Empatía
La empatía nos permite conectar con la otra persona desde la comprensión. Más allá de escuchar, implica ponerse en el lugar del otro, entendiendo sus emociones y necesidades. Al practicar la empatía, somos capaces de reconocer el dolor o sufrimiento de la otra parte sin juzgarla, lo cual crea un espacio para la apertura y el entendimiento mutuos. Esto facilita la resolución de conflictos, al mostrar que ambas personas tienen valor y sus perspectivas merecen ser respetadas.
Claridad
Ser claro y directo al expresar nuestras necesidades es clave en la comunicación no violenta. En lugar de acusar y/o generalizar, “siempre me dejas con el culo al aire frente a mi equipo”, “nunca estás para nadie”, “siempre vas a tu bola”, debemos hablar de lo que necesitamos de forma específica y en primera persona, utilizando frases como: “cuando tú haces …”, “cuando veo que tú dejas de hacer… “, “cuando me doy cuenta de que tú dices … «, … / “yo me siento….” / “porque necesito ….» / “podrías o podríamos ….”.
Esta claridad evita malentendidos y permite que la otra persona comprenda exactamente lo que esperamos de la situación, lo que facilita el acuerdo mutuo y la resolución efectiva del problema.
Acuerdo mutuo
El objetivo final en la resolución de conflictos es encontrar una solución que beneficie y satisfaga a ambas partes. Un acuerdo mutuo se logra cuando ambas personas sienten que sus necesidades han sido consideradas y que han llegado a un consenso justo para ambas.
Esto significa que ninguna impone su criterio, ganando a costa de la otra, sino que se buscan soluciones de consuno. Este enfoque enriquece las tareas, fortalece la cooperación y las relaciones a largo plazo y no atenta contra la autoestima de ninguna de ellas.
En conclusión, la comunicación no violenta es una herramienta poderosa para mejorar nuestras relaciones y resolver conflictos colaborativa y respetuosamente, al aplicar los cuatro pasos fundamentales: observación, sentimientos, necesidades y peticiones.
Si deseas mejorar tu forma de comunicarte y aprender a resolver los conflictos de manera pacífica, te invitamos a conocer más sobre cómo la comunicación no violenta puede ayudarte. Como expertos en mediación de conflictos, ofrecemos servicios especializados para que puedas aplicar estas técnicas en tu vida diaria, tanto en el ámbito personal como profesional. Con nuestra ayuda, podrás transformar las discusiones en oportunidades de entendimiento con otros y crecimiento personal.