Cómo abordar un divorcio conflictivo y evitar consecuencias graves

El divorcio es, sin duda, uno de los procesos más delicados y estresantes a los que una persona puede enfrentarse. Cuando se trata de un divorcio conflictivo, el panorama es aún más sombrío. Los desacuerdos, la falta de comunicación y las emociones intensas convierten el proceso en un verdadero infierno.

Pero, ¿Qué es exactamente un divorcio conflictivo y cómo podemos minimizar sus efectos negativos? En las siguientes líneas vamos a desgranar las características de este tipo de divorcio, qué problemas genera y, sobre todo, la manera más efectiva para gestionarlo.

¿Qué es un divorcio conflictivo?

Con la expresión divorcio conflictivo nos referimos a aquellos procesos de separación de matrimonios o parejas en los que la tensión y la disputa entre las partes alcanza niveles álgidos. La controversia en torno a temas como la relación con los hijos (régimen de visitas y custodia), contribución a sus necesidades (pensiones alimenticias), división y reparto de bienes (liquidación de la sociedad de gananciales) y quién permanece en la vivienda familiar (uso de la vivienda familiar), entre otros, se convierten en un auténtico calvario.

Cuando la ruptura de la pareja produce mucho dolor, las emociones negativas inundan el proceso y las personas se sienten sobrepasadas por él. Los enfrentamientos se propagan a las familias extensas y escalan a niveles insostenibles, de forma que la situación se vive por todos los miembros de la familia de forma traumática y tormentosa. Es fácil que la situación escale y se haga prácticamente imposible llegar a un entendimiento, que el conflicto se prolongue en el tiempo y se complique en cuanto a sus consecuencias legales y emocionales.

¿Cómo podemos saber si estamos ante un divorcio conflictivo?

Cuando el divorcio va a devenir conflictivo, suele haber señales que nos avisan de ello, como por ejemplo:

  • Comunicación. Es prácticamente inexistente o muy mala.
  • Desacuerdos. Son constantes y acerca de cualquier tema, importante o banal.
  • Resistencia a acuerdos. Una de las partes, o ambas, se resisten a llegar a acuerdos, ya sea a costa y en perjuicio de sus propios hijos, ya sea utilizándolos como arma arrojadiza entre ellos.
  • Inundación emocional. Las emociones se desbordan y esta inundación afecta no solo a la pareja, sino también a sus hijos, familiares y amigos cercanos.

Consecuencias de un divorcio conflictivo

consecuencias divorcio conflictivo

Cuando un divorcio conflictivo no se gestiona de manera adecuada, las consecuencias pueden ser muy graves y duraderas. A continuación te mencionamos algunos de los principales efectos que suelen derivarse de este tipo de ruptura.

Emocionales

El estrés que genera un divorcio conflictivo afecta seriamente a la salud mental de las personas involucradas. El continuo y encarnizado enfrentamiento generan mucha ansiedad, depresión y, en muchos casos, una sensación de no poder más, fruto del agotamiento emocional.

Para los hijos la situación es aún más delicada. Ver a sus padres en permanente conflicto, les puede afectar profundamente a su bienestar y desarrollo emocional, genera inseguridades y agudos problemas en su desarrollo psicosocial.

Legales

Cuando las partes no logran sobreponerse a su dolor, les es imposible ponerse de acuerdo, lo que complicará y alargará el proceso judicial, generando más gastos legales y más sufrimiento a todos los implicados. Para mayor abundamiento, las sentencias recaídas en estos procedimientos no satisfacen a nadie, por lo que caerán en papel mojado y serán seguramente objeto de una cadena inagotable de recursos legales.

Económicas

La complicación y prolongación del proceso de divorcio devengan incesantes costes económicos. Los honorarios de procuradores, abogados y peritos se multiplican. Estos gastos agravan la precariedad en la que ya se encuentra la familia, agudizando su inestabilidad emocional y haciendo más difícil la reorganización de la vida familiar después del divorcio.

Cómo evitar conflictos durante el divorcio

Aunque las rupturas sentimentales siempre implican emociones intensas, existen algunas estrategias que pueden reducir la fricción y facilitar la transición hacia una nueva etapa del ciclo vital. Es importante mantener una comunicación abierta y respetuosa, centrada en los intereses comunes, como el bienestar de los hijos o la distribución justa de los bienes. Además, recurrir a profesionales como mediadores o terapeutas puede ser clave para encontrar soluciones amigables y evitar que el conflicto se intensifique. Tomarse el tiempo para reflexionar y buscar acuerdos equilibrados puede ayudar a minimizar el estrés y la carga emocional de todo el proceso.

Mantener una buena comunicación

El primer paso para evitar conflictos es mantener una comunicación abierta y respetuosa, basada en una buena escucha empática, acompañada de escucha activa.  Si bien puede ser difícil hablar de ciertos temas, cuando las emociones están tan presentes, es fundamental hacerlo de la manera más racional posible.

Recuerda que, en muchos casos, las decisiones que tomes no solo te afectarán a ti, sino también a tus hijos y a tu entorno más cercano.

Si sientes que la comunicación directa es imposible, considera la mediación como una opción. Este proceso permite que una tercera persona neutral e imparcial os ayude a encontrar puntos de acuerdo y a gestionar el conflicto de forma pacífica. De esta manera, se facilita el diálogo y se evitan muchos malentendidos y problemas.

Centrarse en el bienestar de los hijos

Uno de los puntos que más conflicto genera en un divorcio es la custodia de los hijos. Aquí es clave recordar que, por encima de las diferencias que puedas tener con tu expareja, está el bienestar de tus hijos. Tratar de llegar a un acuerdo en el que ellos se vean lo menos afectados posible por la decisión de poner fin a vuestra relación de pareja, debe ser una prioridad.

Una buena forma de evitar problemas en este aspecto es centrarse en lo que realmente es mejor para ellos, dejando a un lado los sentimientos de rencor, venganza o las ganas de «vencer al otro» en la disputa.

Considerar la mediación

Cuando nos enfrentamos a un divorcio conflictivo, a veces no es suficiente con intentar resolver las cosas entre las dos partes. En estos casos la mediación es una excelente opción.

La mediación es un proceso en el que un tercero neutral e imparcial, el mediador, ayuda a las partes a encontrar soluciones. A diferencia del juicio, en el que las decisiones las toma un juez, en la mediación son las partes las que llegan a un acuerdo con la asistencia del mediador.

Este proceso es mucho menos costoso que un juicio tanto en términos económicos, temporales como emocionales. Además, al garantizar un espacio de diálogo, se facilita que las partes lleguen a acuerdos personalizados y adecuados a su situación familiar concreta.

Evitar hacer del proceso una batalla

Es muy fácil caer en la tentación de querer «ganar» en un divorcio conflictivo. Sin embargo, cuando hacemos del divorcio una batalla, el desgaste personal y familiar es enorme. Al final, los únicos que realmente pierden en este tipo de dinámicas son las personas involucradas, sobre todo los hijos.

En lugar de enfocar el proceso desde una perspectiva competitiva, lo ideal es intentar mantener la calma y buscar una solución equilibrada, en la que ambas partes puedan sentirse satisfechas.

¿Qué hacer si mi ex no quiere llegar a un acuerdo?

Es común que en un divorcio conflictivo una de las partes no esté dispuesta a llegar a un acuerdo. En este caso es importante no perder la calma. Una opción es recurrir a la mediación, como antes mencionamos.

Si la otra parte se negara también a la mediación, no quedará otra que dejar la solución en manos de un juez. Sin embargo, antes de llegar a este punto, lo ideal es explorar todas las vías posibles de diálogo, como buscar el apoyo de abogados especializados que faciliten la comunicación y ayuden a comprender las necesidades de ambas partes. También puede ser útil considerar el asesoramiento psicológico para manejar las emociones y abordar el proceso de manera más efectiva.

¿Cómo puedo proteger a mis hijos de los conflictos?

Proteger a los hijos en un divorcio conflictivo debería ser la máxima prioridad. Lo primero que debes hacer es mantenerlos al margen de las discusiones y los enfrentamientos. Es fundamental que no se sientan involucrados en la disputa entre los padres y, mucho menos, que se sientan responsables de ella.

Además, intentar que los niños mantengan una relación saludable con ambos progenitores les ayudará a minimizar el impacto emocional del divorcio en ellos.

En resumen, para que un divorcio conflictivo no se convierta en un proceso más largo y doloroso de lo que ya es, es necesario gestionarlo adecuadamente. Caso contrario, las consecuencias pueden ser devastadoras. Para los progenitores, para los hijos y para el resto de la familia.

Sin embargo, existen maneras de reducir el conflicto, como mantener una buena comunicación, centrarse en el bienestar de los hijos y, sobre todo, considerar la mediación como una herramienta eficaz para llegar a acuerdos.

En nuestra empresa de mediación somos especialistas en divorcios conflictivos, estamos comprometidos en ayudarte a atravesar estos momentos tan complicados de la mejor manera posible.

Si te encuentras en medio de un divorcio conflictivo, no dudes en ponerte en contacto con nosotros. Juntos podemos encontrar soluciones que minimicen el impacto emocional y legal, facilitando una transición más llevadera. Y si quieres saber más, no te pierdas nuestro post sobre la mediación en casos de divorcio.

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