Cuando los elefantes se pelean, es la hierba la que sufre. Así dice un viejo proverbio africano, que traemos a colación a propósito de cómo viven los hijos los conflictos de sus padres.
Muchos niños y niñas pueden verse perjudicados gravemente cuando sus progenitores se divorcian o, cuando sin llegar a separarse, discuten mucho entre ellos. Tanto para resolver los conflictos derivados de la separación o el divorcio, como para resolver los conflictos derivados de la convivencia, el proceso de mediación está especialmente recomendado cuando hay hijos de por medio. La razón es que la mediación es una intervención que vela por el bienestar de los menores, haciendo que los padres los tengan muy en cuenta a la hora de dirimir sus discrepancias.
Si los padres no enfocan sus disputas correctamente, la ruptura de su relación o de su entendimiento y comunicación en el día a día de su convivencia puede provocar efectos nocivos. A continuación te desvelamos cuáles son estos efectos perjudiciales para los niños y qué papel tienen los peques en la mediación.
¿Cuáles son las consecuencias negativas del divorcio en los niños?
Si los progenitores no tienen en cuenta a los menores en caso de rupturas conflictivas o convivencias complicadas, pueden aparecer los siguientes sentimientos en sus hijos:
- Culpabilidad.
- Miedo al rechazo.
- Miedo al abandono.
- Miedo a perder a alguno de sus padres.
- Preocupación.
- Irritación.
- Irascibilidad.
- Agresividad.
- Soledad.
- Tristeza.
No obstante, cuando los progenitores gestionan adecuadamente sus diferencias, teniendo en cuenta el impacto que pueden producir en sus hijos, como se garantiza en la mediación familiar, se reduce drásticamente el riesgo de este tipo de consecuencias adversas.
¿Qué beneficios tiene la mediación familiar?
El proceso de mediación familiar para resolver los conflictos matrimoniales o de pareja, ya sean para regular su divorcio o su pacífica convivencia, está especialmente indicada, por tratarse de un proceso basado en la comunicación, el diálogo y la cooperación.
Los menores son uno de los ejes del proceso de mediación familiar. En los divorcios y separaciones trabajadas en mediación, los progenitores toman sus decisiones sin perder de vista que son ellos los que han decidido terminar su relación y que esta decisión no debe perjudicar a sus hijos. En mediación familiar es el interés real, concreto y particular de cada uno de los hijos menores del matrimonio el faro que alumbra todas las decisiones que les afectan, ya sean de tipo personal y afectivo o económico; de presente o futuro.
Por tanto, el objetivo de la mediación familiar en los casos de divorcio es resolver los conflictos de la separación de los padres preservando su relación con los hijos. Para ello los padres resolverán sus conflictos estableciendo la necesaria comunicación para seguir ejerciendo su parentalidad. Por difícil que a veces parezca, en mediación familiar los padres lo consiguen con la ayuda del profesional de la mediación y porque el proceso de mediación tiene las herramientas específicas para poder seguir gestionando el sano crecimiento y desarrollo de los hijos menores después de la ruptura de la pareja.
Algunas de las herramientas de la mediación familiar son:
- Separar el problema de las personas.
- Lluvia de ideas para generar alternativas y desbloquear decisiones.
- Utilizar criterios objetivos que sirvan para ambas partes.
- Fragmentar los problemas para poder resolverlos más fácilmente.
- El diálogo con turnos de palabra equilibrados para ambos progenitores.
- El respeto mutuo por medio de la escucha activa y la asertividad.
- Prever y anticipar situaciones futuras de los hijos que tendrán que resolver.
- Garantizar que los acuerdos giren en torno a intereses reales y no exigencias o posiciones espúrias.
- Asegurar que las decisiones sean las más satisfactorias para los padres y sus hijos.
El empleo de estas herramientas del proceso de mediación tiene, además, un efecto pedagógico. Los progenitores desarrollan sus habilidades sociales y de comunicación a partir del modelo y referencias del propio mediador y el proceso de mediación. Esta es la razón por la que los progenitores que han pasado por una mediación no solo son capaces de resolver los conflictos presentes en el momento de su separación, sino que también adquirirán las herramientas para resolver conflictos futuros en torno a sus hijos.
¿Los hijos tienen que estar presentes en el proceso de mediación familiar?
En principio y por regla general, no. Sin perjuicio de que, dependiendo de cada caso y teniendo en cuenta la edad y desarrollo de los menores (no se recomienda antes de los 12 años), puedan asistir cuando los padres lo solicitan o están de acuerdo con el mediador para que asistan. El sentido de esta asistencia no es otro que ayudarles a comprender mejor la situación, sentirse escuchados y afrontar con más seguridad los cambios en la dinámica familiar.
En cualquier caso, el mediador deberá valorar la conveniencia de esta asistencia de los hijos menores en el proceso de mediación y evitar cualquier riesgo de manipulación por los progenitores. Pues, en definitiva, el interés de los menores es la piedra angular del proceso de mediación, sin necesidad de que sean parte en el procedimiento.
Una forma simbólica de traer los niños al procedimiento de mediación es con sus fotografías. Puede ser esta una manera de que los padres no pierdan de vista que los acuerdos y decisiones que tomen en el proceso les afectan también a ellos y son los más convenientes para todos, sus hijos incluidos.
Los menores en la mediación familiar
Si bien es responsabilidad de los padres comunicarles a sus hijos su decisión de separarse y atender a sus necesidades afectivas y materiales después de su ruptura, en el proceso de mediación familiar se vela especialmente por sus intereses. Los hijos menores tienen un papel protagonista en los acuerdos adoptados por sus padres cuando se separan o cuando su convivencia es conflictiva.
De este modo, la mediación familiar ayuda a reducir el impacto negativo en los menores en las rupturas matrimoniales y casos de convivencia difícil.
Recuerda que la mediación es una herramienta poderosa para fomentar el diálogo y la cooperación de los progenitores más allá de su separación y con la que podrás prevenir y gestionar conflictos y tensiones familiares futuras. Con la mediación familiar podrás llegar con tu pareja a los acuerdos más efectivos y duraderos para vuestros hijos y mantener la comunicación necesaria para hacer posible una relación familiar satisfactoria para todos después de la ruptura.
¿Te encuentras en esta situación? ¿Te gustaría saber más acerca de la mediación familiar para asegurar el cuidado y bienestar de tus hijos en tu separación? ¿No quieres separarte, pero crees que los conflictos de pareja están afectando a vuestros hijos? Contáctame sin compromiso para asesorarte y recomendarte cuál es el siguiente paso.