Escucha selectiva: ¿cómo puede influir en la resolución de conflictos?

La comunicación es la clave para la sostenibilidad de cualquier relación, ya sea personal o profesional. Sin embargo, no siempre escuchamos ni hablamos de la manera más efectiva. Nosotros nos vamos a referir en este artículo a la escucha selectiva. Este concepto, aunque pueda sonar sencillo, tiene un impacto profundo en la forma en que percibimos y resolvemos conflictos.

En este post exploraremos qué es la escucha selectiva, cómo influye en nuestras interacciones y cómo podemos mejorar nuestra capacidad de escuchar de forma selectiva, para mejorar nuestra efectividad en la resolución de conflictos. Si te preguntas cómo la escucha selectiva puede afectar a tu día a día, sigue leyendo.

¿Qué es la escucha selectiva?

Antes de profundizar en cómo la escucha selectiva afecta a la resolución de conflictos, es esencial entender en qué consiste exactamente esta manera de escuchar. Pues bien, la escucha selectiva es un proceso en el que una persona filtra y selecciona la información que considera relevante, mientras ignora o minimiza lo que no le interesa.

Este tipo de escucha puede ser consciente o inconsciente y está influenciado por nuestras creencias, intereses, prejuicios y emociones.

¿Por qué escuchamos de forma selectiva?

Todos hemos experimentado la escucha selectiva en algún momento. Tal vez en una conversación en la que nos interesaba un tema específico y, sin darnos cuenta, ignoramos el resto de la información. Otras veces, es posible que hayamos dejado de escuchar activamente porque ya habíamos formado una opinión sobre el tema y desconectamos.

Esta forma de escuchar de forma selectiva puede ser útil para manejar grandes cantidades de información, pero también puede ser problemática en situaciones de conflicto.

Características de la escucha selectiva

La escucha selectiva tiene ciertas características que ayudan a identificar cuándo está ocurriendo.

Filtrado de información

Uno de los aspectos más notables de la escucha selectiva es el filtrado de información. Esto significa que seleccionamos qué partes de la conversación retener y cuáles ignorar. Por ejemplo, en una discusión sobre un proyecto en el trabajo, es posible que sólo prestemos atención a los aspectos que nos favorecen o que coinciden con nuestra visión, ignorando el resto.

Interpretación sesgada

La escucha selectiva a menudo conduce a una interpretación sesgada de la información. Esto ocurre cuando escuchamos solo lo que queremos escuchar, lo que puede distorsionar la comprensión del mensaje original. En un conflicto esta característica puede intensificar las diferencias y dificultar la resolución del problema. Es más, puede incluso crear un conflicto donde no lo había, si la otra persona aprecia falta de interés en su mensaje o excesivo egocentrismo por parte del que escucha.

Respuesta anticipada

Otra característica es la respuesta anticipada. Cuando estamos escuchando de forma selectiva, tendemos a preparar nuestra respuesta mientras la otra persona aún está hablando. Este comportamiento es muy perjudicial en la resolución de conflictos, pues no estamos realmente en el presente, escuchando, sino que estamos enfocados en un momento futuro de la  conversación, nuestro próximo turno.

Ejemplos de escucha selectiva en la vida diaria

La escucha selectiva es más común de lo que pensamos y ocurre en frecuentes situaciones cotidianas. Aquí te presentamos algunos ejemplos para que puedas identificarlos en tu día a día.

En el entorno laboral

Imagina que estás en una reunión en la que se discuten diferentes enfoques para un proyecto. Si tienes una idea preconcebida sobre cuál es la mejor solución, estarás tentado de escuchar solo los argumentos que apoyan tu opinión, ignorando o minimizando los puntos de vista contrarios. Esta escucha selectiva puede llevar a decisiones poco informadas y a conflictos entre compañeros de trabajo.

En relaciones personales

En una discusión con un amigo o pareja, la escucha selectiva puede manifestarse cuando uno de los dos solo presta atención a las quejas o críticas, ignorando los elogios o los puntos de acuerdo. Esto puede hacer que la otra persona se sienta incomprendida o desvalorizada, intensificando el problema.

En la política

En debates políticos la escucha selectiva es muy común. Los partidarios de una ideología suelen prestar atención únicamente a los argumentos que refuerzan sus creencias, mientras que descartan o desestiman los puntos de vista opuestos. Este tipo de escucha selectiva polariza aún más las opiniones y dificulta el diálogo constructivo.

¿Cómo afecta la escucha selectiva a la resolución de conflictos?

La escucha selectiva tiene un impacto significativo en la forma en que manejamos y resolvemos conflictos. A la hora de resolver conflictos es recomendable contar con una serie de habilidades en la resolución de conflictos. A continuación analizamos cómo esta forma de escuchar influye en diferentes aspectos de la mediación y la resolución de conflictos.

Creación de malentendidos

Cuando no escuchamos el mensaje completo o lo interpretamos con sesgo negativo, es fácil que se produzcan malentendidos. En un conflicto esto puede llevar a que ambas partes se sientan incomprendidas, lo que complica aún más la situación.

Fomento de la actitud defensiva

Si solo escuchamos aquellos aspectos que consideramos negativos o amenazantes, es muy probable que nos pongamos a la defensiva. Esta reacción hará que la otra parte también se cierre, creando un ciclo vicioso de alerta y defensa que dificultará mucho llegar a una solución pacífica.

Evitación de la resolución

La escucha selectiva impide la solución de las discrepancias cuando es negativa. Pero también puede evitar la escalada o la aparición del conflicto cuando a lo que se atiende es a la información positiva y la que se ignora es la negativa. En todo caso lo importante es escuchar toda la información y ser conscientes de la selección negativa o positiva que hacemos para evitar sorpresas.

¿Se puede evitar la escucha selectiva negativa?

Sí, es posible evitar la escucha selectiva negativa mediante la práctica de la escucha activa, que implica prestar atención a todo el mensaje sin prejuicios y con una mente abierta. También es útil parafrasear lo que hemos escuchado para confirmar la comprensión y validar los sentimientos de la otra persona.

¿Cómo podemos mejorar nuestra capacidad de escucha para resolver conflictos?

La buena noticia es que podemos mejorar nuestra capacidad de escucha y, por ende, nuestra habilidad para resolver conflictos. Aquí te dejamos algunos consejos prácticos.

Escucha activa

A diferencia de la escucha selectiva, la escucha activa implica prestar atención a todo el mensaje, sin juzgar ni preparar una respuesta anticipada. Para escuchar activamente es importante estar presente en el momento y hacer un esfuerzo consciente por comprender el punto de vista de la otra persona.

Validación de sentimientos

En lugar de ignorar o desestimar los sentimientos de la otra persona, es útil validarlos. Esto no significa que tengas que estar de acuerdo, pero reconocer cómo se siente la otra parte reduce la tensión y abre la puerta a un diálogo más constructivo.

Parafrasear para confirmar

Una técnica efectiva para evitar la escucha selectiva es parafrasear lo que has escuchado y repetirlo a la otra persona. Esto le permitirá confirmarte que has entendido correcta e íntegramente el mensaje o, caso contrario, te dará la oportunidad de corregir cualquier malentendido o falta de información.

 

En resumen, la escucha selectiva es una manera de escuchar que practicamos con frecuencia y que puede tener consecuencias negativas o positivas en la resolución de conflictos, según el sesgo utilizado para la selección. Siendo conscientes de ello podemos tomar medidas para orientar debidamente esta habilidad y, por ende, incrementar nuestra eficacia para resolver conflictos, sea en la vida personal o profesional. En nuestra empresa especializada en mediación te ayudamos a resolver cualquier conflicto que tengas. Contáctanos para más información.

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