Trabajar en remoto tiene beneficios e inconvenientes para la empresa y para sus trabajadores. Productividad y flexibilidad horaria pueden ir de la mano o pegarse puñetazos. Todo depende de cómo sean reguladas y de las relaciones de confianza en que se basan.
Con el teletrabajo no solo trabajamos, sino que también nos comunicamos a distancia, bien por teléfono, por mail, por videollamada e incluso por whatsapp. Es fácil que se produzcan malentendidos y, de hecho, numerosos estudios en la materia confirman que la probabilidad de que ocurran estos problemas de comunicación se multiplica por 5, comparados con los que se producen en la comunicación presencial. La razón es que muchos mensajes, transmitidos en persona y a lo largo de una conversación simultánea, a través del lenguaje no verbal, se pierden en el caso de la comunicación virtual o por medios audiovisuales. Este es el primer factor de riesgo para los conflictos en el teletrabajo: la mayor dificultad que presenta la comunicación no presencial y/o en diferido.
La velocidad e inmediatez que caracteriza nuestra vida actual se traslada de manera inevitable a la forma en la que nos comunicamos y, especialmente, a la comunicación en el trabajo, donde esa celeridad del día a día se exacerba por razón del habitual estrés que se vive en el ámbito laboral. La fatalidad de los plazos y la exigencia de ambiciosos objetivos en los contextos profesionales y laborales tensan y dificultan la comunicación eficaz. El segundo factor de riesgo para los conflictos por teletrabajo es esta comunicación estresada.
Una de las características heredadas del homo sapiens es la necesidad de controlar su hábitat. Esta es la razón por la que a muchas personas les sigue siendo tan complicado la gestión de la incertidumbre y la ambigüedad. Son circunstancias en las que esta capacidad de control se ve muy mermada y se intenta suplir con exceso de desconfianza. El tercer factor de riesgo para los conflictos por el teletrabajo es que su desempeño queda fuera de la órbita de control del empleador.
En el teletrabajo se disocia el clima laboral. No compartir las coordenadas de espacio y tiempo aumenta el riesgo de descoordinación, dificulta cultivar las relaciones de compañerismo y equipo e impide fomentar la participación, motivación e implicación laboral de las personas en la empresa u organización. Éste es el cuarto factor de riesgo de conflictos por el teletrabajo.
Trabajar desde casa ha supuesto un cambio social estructural, pues afecta a los cimientos de la organización empresarial y familiar. El teletrabajo puede favorecer la conciliación tanto como dinamitarla. No poner límites claros a la conexión y horarios laborales supone un grave riesgo para la proliferación de conflictos familiares y laborales y su peligrosa retroalimentación.
El último factor de riesgo que incluimos en este artículo es el repentino y brutal cambio en las condiciones de trabajo que ha supuesto el teletrabajo. Aunque no era un desconocido para nuestra realidad laboral, cuando el 13 de marzo de 2020 se declaró el estado de alarma por razón de la pandemia, se convirtió de la noche a la mañana en la única manera de poder trabajar. La urgente improvisación desde entonces para hacerlo posible ha supuesto un enorme reto legislativo, económico, tecnológico y organizacional, para el que muchas empresas no estaban preparadas. Esta circunstancia ha disparado el índice de conflictividad laboral.
Estos factores de riesgo específicos del teletrabajo se suman a los riesgos psico-sociales habituales en los entornos organizacionales, como la ansiedad, la depresión o la precariedad laboral, tan íntimamente relacionados con los conflictos en el trabajo.
Prevenir estos riesgos y gestionar adecuadamente los conflictos que generan es fundamental para la buena salud y pervivencia de las empresas. PersonasySoluciones sabe por experiencia lo importante que es la planificación, por lo que a través de REEC ayuda a las organizaciones a implantar un sistema de resolución estratégica y ecológica de los conflictos corporativos.
Con este sistema integrado, además de formación específica para resolver conflictos, diseñamos protocolos de prevención eficaces, mentorizamos procesos de mediación internos e intervenimos como mediadores externos, cuando las circunstancias así lo requieren.
Cuando trabajadores y directivos cuentan con un sistema para identificar las situaciones de preconflicto, incluyendo específicamente las derivadas del teletrabajo, y para saber cómo actuar para intervenirlas con éxito, se minimiza su potencial impacto negativo.
Medidas de prevención para evitar conflictos por el teletrabajo
Generar confianza y resolver malentendidos teletrabajando no es fácil y requiere de esfuerzo y constancia. Las sonrisas, las miradas, los saludos y los tiempos de descanso durante la jornada laboral, no son tan efectivos cuando tienen lugar por teléfono o por videollamada. Las pantallas son, inevitablemente, una barrera física y emocional.
Algunas medidas que nos ayudarán a relacionarnos sin conflictos en el teletrabajo son:
- Concretar mucho y revisar con frecuencia las funciones y tareas del rol de cada uno en el trabajo.
- Garantizar la calidad de los canales de comunicación a distancia.
- Fomentar la participación para identificar situaciones preconflictivas y para consensuar criterios unificados y eficaces.
- Implementar la figura de un project manager o un líder de equipo que impulse y coordine el teletrabajo.
- Garantizar espacios presenciales periódicos de puesta en común.
- Formar a agentes mediadores dentro de la propia organización.
- Prever específicamente los riesgos del teletrabajo en los protocolos de prevención de conflictos.
- Garantizar la oportuna desconexión virtual para respetar el descanso físico y mental de los trabajadores.
¿Qué es un protocolo de gestión de conflictos?
Los protocolos de gestión de conflictos son una herramienta imprescindible y muy efectiva para la prevención y resolución de conflictos corporativos.
Es un conjunto de normas de actuación que sirve para que todas las personas de la organización sepan qué hacer en caso de conflictos interpersonales o de aquellos otros derivados del desempeño del trabajo, evitando así la improvisación y la escalada de estas tensiones.
Estos protocolos incluyen:
- Una introducción donde la empresa se compromete a ocuparse de estas situaciones y resolverlas desde el respeto y a través del diálogo.
- Una definición clara de qué se entiende por conflicto y sus tipos.
- Una relación ejemplificativa completa de los diferentes prototipos de conflictos, incluidas la primeras fases de estas situaciones (diferencias de opinión, chistes que generan malestar, malos entendidos,…).
- Medidas preventivas que la empresa se compromete a adoptar.
- La implantación de procesos de mediación informales y formales, presenciales y virtuales, como herramienta clave para resolver estas diferencias.
- Previsión de otras medidas de intervención, como una comisión de resolución conflictos, integrada por empresa y trabajadores.
- Seguimientos periódicos para verificar la adecuada resolución de las discrepancias.
Qué hacer si los conflictos derivados del teletrabajo se multiplican o escalan hasta convertirse en graves problemas
Las empresas necesitan culturas y liderazgos corporativos orientados a la resolución colaborativa de conflictos. Solo así se garantiza una respuesta ágil y flexible a los cambios y necesidades de hoy. El teletrabajo es un claro ejemplo de ello.
En defecto de protocolo de gestión de conflictos, o cuando no ha funcionado, o no ha sido suficiente para resolver la disputa, todavía se puede evitar que la disputa siga escalando vía judicial o a costa de la salud de las personas y de la propia organización recurriendo a la mediación. Un medio para reconstruir puentes de comunicación que se han roto. Una vía para resolver conflictos sin terapias ni litigios.