¿Cómo podemos resolver los conflictos de la vida diaria?

Los conflictos de la vida diaria son parte inevitable de nuestras interacciones humanas. Ya sea en casa, en el trabajo o con nuestros amigos, es imposible evitar diferencias de opinión o malentendidos. Pero, ¿qué podemos hacer para que estas situaciones no se conviertan en un problema? Es más, ¿podemos gestionarlas para convertirlas en una oportunidad?

Definitivamente, sí. La mediación es un buen ejemplo de ello. Mediante esta herramienta podemos resolver disputas de forma pacífica y consensuada e, incluso, generar alternativas que supongan beneficios no sopesados previamente. En este artículo te contaremos cómo resolver los conflictos llegando a acuerdos y aprovecharlos como oportunidades de negocio, crecimiento personal y mejora de relaciones.

¿Qué son los conflictos de la vida diaria?

Los conflictos del día a día son aquellos roces o desacuerdos que surgen en nuestras interacciones cotidianas. Pueden ser simples malentendidos o graves desavenencias, pero siempre tienen algo en común: generan estrés y afectan al normal desenvolvimiento de nuestras relaciones personales, profesionales/laborales y comerciales. Seguro que te resulta familiar esa sensación de incomodidad cuando discutes con un amigo, un familiar o un compañero de trabajo. Pues bien, no estás solo, todos nos enfrentamos antes o después a este tipo de situaciones.

La buena noticia es que, a pesar de ser molestos, si se manejan bien, los conflictos no tienen por qué ser destructivos o perjudiciales. Al contrario, pueden servir para mejorar lo que antes no funcionaba.

¿Cómo nos ayuda la mediación a resolver conflictos?

La mediación es un proceso en el que un tercero imparcial (el mediador) ayuda a las partes en disputa a llegar a un acuerdo mutuo. Lo interesante es que, a diferencia de un juez o un árbitro, el mediador no toma decisiones por las partes, sino que les facilita el diálogo, les ayuda a objetivizar el problema, fomenta la empatía recíproca y les asiste en la negociación de soluciones para ambas.

Pero ¿por qué deberíamos optar por la mediación en lugar de otras vías como los juzgados y tribunales? Simplemente porque la mediación ofrece importantes ventajas sobre los pleitos, como por ejemplo:

  • Es más rápida. Los procesos judiciales son largos y costosos. En cambio, la mediación puede resolver un conflicto en cuestión de horas o días.
  • Es menos costosa. Al evitar la contienda judicial, también evitamos el elevado coste de los litigios: abogados, procuradores, peritos, tasas judiciales,…
  • Fomenta el diálogo. La mediación permite que ambas partes expresen sus respectivos puntos de vista y emociones, lo que muchas veces es la clave para solucionar el problema.
  • Es confidencial. A diferencia de los juicios, que suelen ser públicos, la mediación es un proceso privado.

¿Qué tipos de conflictos de la vida diaria se pueden resolver mediante la mediación?

Podríamos pensar que la mediación sólo es útil para conflictos legales o complicados, pero la realidad es que cualquier conflicto cotidiano puede beneficiarse de este proceso. Estos son algunos ejemplos:

  • Fricciones familiares. Disputas entre parejas, padres e hijos o entre hermanos. Las tensiones familiares, si no se gestionan bien y a tiempo, quiebran la paz y unidad familiar y el bienestar emocional de sus miembros.
  • Problemas en el trabajo. Diferencias con compañeros, conflictos entre empleados y jefes o desacuerdos entre socios. Resolver estos problemas de forma amistosa es esencial para evitar lamentar grandes pérdidas, tanto personales, económicas, como de oportunidad.
  • Desavenencias entre vecinos. ¿Alguna vez has tenido que enfrentarte a molestias causadas por mascotas, ruidos intempestivos o uso abusivo de espacios comunes en tu comunidad?

¿Qué hace un mediador en los conflictos de la vida diaria?

El mediador tiene la misión de crear un ambiente en el que ambas partes se sientan seguras y cómodas para expresarse. El objetivo clave es simple, pero no sencillo: que las personas involucradas se escuchen mutuamente y puedan comprender, que no compartir, sus respectivas razones y malestares. Esto se consigue teniendo en cuanta los siguientes aspectos.

  • Facilitando la comunicación. Ayuda a que ambas partes hablen por turnos y sin interrupciones, respetándose mutuamente.
  • Manteniendo la neutralidad y la imparcialidad. No tomando partido personal ni por ninguna de las partes y garantizando la igualdad de oportunidades de todas las partes.
  • Generando y proponiendo nuevas perspectivas. Cuando estamos inmersos en un conflicto, nos cuesta ver las cosas desde otro punto de vista. El mediador te ayudará a salir de esa visión limitada y a ampliar el foco de la discordia.

Estrategias para afrontar los conflictos de la vida diaria

Es inevitable que tengamos diferencias con las personas que nos rodean. Sin embargo, podemos aprender a gestionarlas de una manera sana y constructiva. Veamos algunos consejos clave.

Escucha activa

Este es el primer paso para resolver cualquier conflicto. Muchas veces nos centramos tanto en lo que queremos decir, que no escuchamos lo que la otra persona está expresando. La escucha activa implica prestar atención, no interrumpir y hacer las preguntas pertinentes para asegurarnos de que hemos entendido bien el punto de vista del otro.

Controlar las emociones

Los conflictos suelen provocar una gran carga emocional. Es normal sentir enfado, frustración, deseos de venganza,…, pero es importante aprender a controlar nuestras reacciones y centrarse en lo que realmente nos interesa y queremos conseguir. Tomarse un tiempo para calmar estas emociones y recuperar el norte antes de seguir discutiendo marcará una gran diferencia.

Buscar soluciones conjuntas

El objetivo no debe ser «ganar» la discusión, sino encontrar una solución que resuelva el problema a ambas partes, evitando que haya ganadores y vencidos y futuros asaltos del combate. Piensa en términos de cooperación en lugar de confrontación. Así será más fácil encontrar una salida al problema.

¿Cómo saber si necesito un mediador para resolver un conflicto?

No todos los conflictos de la vida diaria requieren la intervención de un mediador. Sin embargo, si has intentado solucionar un problema por tu cuenta y no has conseguido avanzar, o incluso, como ocurre tantas veces, el problema va de mal en peor hagáis lo que hagáis, seguramente sea el momento de considerar esta opción. Otra señal es que el tema haya empezado a afectarte más de la cuenta, resintiéndose tu salud, tu trabajo, tu vida familiar,… En todos estos casos, la mediación es una alternativa muy eficaz para resolver la situación y recuperar tu normalidad.

¿Cuánto tiempo se tarda en resolver un conflicto del día a día mediante mediación?

La duración del proceso de mediación depende de la complejidad del asunto en cuestión y de la disposición y habilitad de las partes para llegar a un acuerdo. Si bien, como mencionamos anteriormente, se trata de un proceso mucho más rápido que los litigios.

Cuestiones concretas, como un cambio del régimen de visitas para un día en particular, o la distribución de vacaciones entre dos compañeros, o la determinación del importe de una deuda entre arrendatario y arrendador, pueden resolverse en una sola sesión de mediación.

Otros más complejos requerirán varias sesiones. Pero lo realmente importante es que se trata de un proceso muy flexible, diseñado por el mediador específicamente para cada caso, en función del tipo de conflicto de que se trate y del ritmo que quieran marcarse las personas implicadas, lo que propicia el pronto y buen fin del proceso.

¿Cuáles son las principales barreras para resolver conflictos de la vida diaria?

A menudo las personas evitan los conflictos porque les resulta incómodo enfrentarse a ellos o porque temen que su intervención sirva para algo o, incluso, agrave el problema. Estas son algunas de las resistencias más comunes:

  • Falta o mala comunicación. Muchas veces el conflicto se agrava simplemente porque no nos sentamos a hablar o no sabemos cómo hacerlo.
  • Orgullo o miedo. Nos cuesta admitir que estamos equivocados o tememos que la otra persona no nos entienda.
  • Desbordamiento emocional. Con demasiada frecuencia las emociones fuertes nos impiden pensar con claridad.

 

En definitiva, los conflictos de la vida diaria son inevitables, pero no tienen por qué ser perjudiciales. Al contrario, pueden ser una oportunidad para mejorar nuestras relaciones y aprender a comunicarnos mejor, así como para arreglar lo que no funciona bien. En este sentido, la mediación es una herramienta muy a valorar para resolver disputas de forma pacífica y rápida, sin necesidad de acudir a procesos judiciales y sin tener que llegar tampoco a costosas y dolorosas rupturas.

Si estás enfrentando una situación problemática y no sabes cómo abordarla, desde nuestra empresa de resolución de conflictos podemos ayudarte a través de la mediación. Ofrecemos un espacio imparcial y seguro donde expresar tus preocupaciones y, con la ayuda de uno de nuestros mediadores profesionales, llegar a una solución con la otra parte, que os beneficie a ambas.

No dudes en contactarnos y permitirnos acompañarte en este proceso de transformación y entendimiento.

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