La resolución de conflictos es una habilidad esencial en el día a día, tanto en el ámbito personal como en el profesional. Seguro que alguna vez te has enfrentado a una disputa y sabes lo complejo que es encontrar una solución que deje a todas las partes satisfechas. El modelo colaborativo te ofrece una excelente herramienta para llegar a acuerdos que os beneficien a todos los involucrados.
En este artículo exploraremos en profundidad qué es el modelo colaborativo, cómo se aplica en la mediación y cómo puede ayudarte a resolver conflictos de forma efectiva y duradera.
¿Qué es el modelo colaborativo?
En términos sencillos, el modelo colaborativo es un enfoque de resolución de conflictos que se basa en la cooperación y el diálogo, en lugar de la confrontación. A diferencia de otros modelos adversariales, el modelo colaborativo busca que las partes involucradas trabajen juntas para encontrar soluciones que satisfagan las necesidades de todos, evitando que el conflicto escale o se prolongue innecesariamente.
Este modelo se basa en principios como el respeto mutuo, la empatía y la búsqueda de acuerdos beneficiosos para todas las partes. A menudo se utiliza en situaciones como disputas familiares, conflictos laborales o conflictos vecinales. La clave es la colaboración, el entendimiento y el compromiso con una solución a largo plazo.
¿Cómo funciona el modelo colaborativo en la mediación?
El modelo colaborativo en mediación se aplica a través de un proceso en el que un mediador facilita la comunicación entre las partes. El mediador no impone una solución, sino que crea un espacio seguro y neutral donde ambas pueden expresar sus puntos de vista y trabajar conjuntamente para encontrar una solución.
Vamos a explorar las etapas del modelo colaborativo para resolver disputas:
Establecer un entorno seguro para la comunicación
Antes de que las partes involucradas en el conflicto puedan empezar a colaborar, es esencial que el mediador establezca un entorno seguro. Esto significa que ambas partes deben sentirse cómodas para expresar abiertamente sus preocupaciones, necesidades y emociones sin temor a ser juzgadas o atacadas.
El mediador establece reglas claras de respeto y escucha activa, y asegura que ambas partes tengan la oportunidad de hablar sin interrupciones. Este paso es fundamental para que el diálogo sea constructivo y no se convierta en un intercambio de acusaciones, además el mediador debe contar con una serie de características personales y profesionales para lograr el objetivo.
Explorar las necesidades de cada parte
En esta etapa el mediador se centra en ayudar a cada parte a identificar sus necesidades subyacentes. A menudo, los conflictos surgen no solo por desacuerdos visibles o tangibles, sino por necesidades del “yo” no satisfechas. El mediador hace preguntas abiertas para que cada parte pueda expresar lo que realmente necesita, más allá de lo que inicialmente parece ser el problema.
Por ejemplo, si un conflicto surge por un desacuerdo sobre el uso de una propiedad compartida, el mediador podría preguntar: «¿Qué necesitarías para sentirte más cómodo con el uso de esta propiedad?» o “¿Qué tendría que ocurrir para que desapareciera para ti el problema respecto de esta propiedad?” Estas preguntan revelarán las cuestiones profundas que tendrán que abordarse de manera colaborativa.
Generar opciones de solución
Una vez que las necesidades de ambas partes han sido claramente identificadas, el mediador facilita la creación de opciones. En lugar de imponer una única solución o dejar a las partes discutir como en un ping pong sus soluciones individuales preconcebidas, las alienta para generar múltiples opciones posibles y para discutir sus pros y contras entre ellas.
El mediador puede hacer sugerencias, pero deben ser las partes quienes generen estas nuevas alternativas. Si son ellos quienes las crean, se sentirán protagonistas de la solución y esto aumentará las posibilidades de que el acuerdo sea satisfactorio para todos y se cumpla voluntariamente por todos ellos.
Negociar entre las posibles soluciones y llegar a un acuerdo
En la última etapa del proceso, las partes negocian entre las opciones generadas y eligen la que mejor se adapte a sus respectivas necesidades. El mediador ayuda a que ambas partes analicen las implicaciones de cada opción y comprueba que realmente se comprometen con la solución acordada.
Una vez que se llega a un acuerdo, el mediador lo recogerá por escrito en el Acta Final de la Mediación. Este acuerdo será objeto del ulterior desarrollo técnico-jurídico, del que se encargarán los respectivos abogados.
Ejemplo de modelo colaborativo
Imagina que tienes un conflicto con un compañero de trabajo sobre distribución de tareas. En vez de entrar en enfrentamiento, ambos deciden seguir el modelo colaborativo. El mediador ayuda a crear un ambiente seguro para que ambos puedan expresar sus necesidades y preocupaciones abiertamente y sin temor.
Tras una conversación en la que se identifican los puntos de conflicto y se exploran diversas soluciones, ambos acuerdan una distribución más equitativa y satisfactoria de las tareas en disputa. Gracias al modelo colaborativo, ambos se sienten satisfechos con el resultado y el conflicto se resuelve de manera eficiente.
¿En qué situaciones se puede aplicar el modelo colaborativo?
El modelo colaborativo es adecuado para resolver conflictos en diversos contextos, como disputas familiares, problemas laborales, disputas vecinales y conflictos comerciales. Su enfoque de cooperación y solución conjunta lo hace muy recomendable cuando las partes tengan, por cualquier razón, que continuar su relación más allá del conflicto.
Conflictos laborales entre empleados y empleadores
En el ámbito laboral, el modelo colaborativo es esencial para resolver disputas entre empleados y empleadores. Ayuda a que ambas partes trabajen juntas para encontrar una solución que satisfaga sus necesidades sin recurrir a los tribunales. Este enfoque puede aplicarse a desacuerdos sobre condiciones laborales, promociones o incluso conflictos sobre políticas de empresa.
La mediación colaborativa fomenta la comunicación abierta, el entendimiento mutuo y la mejora del ambiente de trabajo, lo que, a largo plazo, fortalece las relaciones laborales y evita que los problemas escalen a situaciones legales más complicadas y con mayores costes.
Disputas familiares y acuerdos de custodia
El modelo colaborativo también se aplica de manera efectiva a los conflictos familiares, especialmente en situaciones de divorcio o acuerdos de custodia. Este enfoque permite que las partes lleguen a soluciones consensuadas sobre la distribución de bienes o la custodia de los hijos, evitando el estrés y los costes asociados a largos procedimientos judiciales.
La mediación colaborativa fomenta un diálogo respetuoso y la comprensión de las necesidades y deseos de cada parte. Además, ayuda a que las decisiones tomadas sean más duraderas y satisfactorias para todos, especialmente para los niños, que a menudo son los más perjudicados.
Conflictos vecinales y disputas sobre la propiedad
Los conflictos entre vecinos, como disputas sobre la propiedad, el uso de espacios comunes o cualesquiera problemas de convivencia, pueden resolverse eficazmente mediante el modelo colaborativo. La mediación permite que las partes involucradas se comuniquen y trabajen juntas para encontrar soluciones que beneficien a todas las partes, evitando la tensión y los enfrentamientos que no llevan a ninguna parte.
En lugar de recurrir a procesos judiciales, largos y tediosos, las partes pueden resolver los desacuerdos de manera rápida y efectiva, preservando una relación cordial y mejorando la convivencia en la comunidad, lo que también previene futuros conflictos.
Desacuerdos en el ámbito comercial y empresarial
En el mundo empresarial, los desacuerdos entre socios o entre empresas pueden resolverse mediante el modelo colaborativo. Este enfoque permite que las partes encuentren soluciones mutuamente beneficiosas a problemas relativos a disputas contractuales, propiedad intelectual o decisiones estratégicas.
A través de la mediación colaborativa, las empresas pueden ahorrar tiempo y dinero, ya que se evita el proceso judicial y se favorece un acuerdo rápido y eficaz. Además, este modelo ayuda a fortalecer la relación comercial entre las partes, asegurando una colaboración a largo plazo y creando un ambiente de trabajo más fácil y agradable.
¿Cuál es la diferencia entre el modelo colaborativo y la mediación?
Ninguna, pues la esencia de la mediación es este enfoque colaborativo, en virtud del cual una figura neutral, el mediador, facilita la comunicación entre las partes, fomentando la colaboración activa entre ellas para encontrar soluciones conjuntas.
En resumen, el modelo colaborativo ofrece una vía efectiva para resolver conflictos de manera pacífica y duradera. Al centrarse en las necesidades de las partes, fomentar la comunicación abierta y promover soluciones conjuntas, se evita la confrontación y se busca una resolución que beneficie a todos. Ya sea en disputas laborales, familiares o vecinales, este modelo demuestra que la cooperación y el entendimiento mutuo son claves para una resolución exitosa.
En nuestra empresa de mediación y resolución de conflictos estamos especializados en ayudar a las personas a resolver sus diferencias de manera efectiva. Por ello, si te encuentras en un conflicto que necesita una solución colaborativa, no dudes en contactar con nosotros. Estaremos encantados de ayudarte a encontrar la mejor solución que podáis aplicar.